miércoles, 17 de enero de 2007

“Solo Matamos al que se pase de la RAYA”



La vida de un colombiano normal esta atrapada entre noticias de muertes, secuestros, violencia, etc; esta vida no es tan ajena para Walter Ocampo, desde el inicio de esta, él ha tenido que soportar y vivir en carne propia estas situaciones.

Walter es un joven, que a simple vista parecería normal, pero no es así, en su historia se hace referencia a la muerte de muchos marginados, de muchos desdichados de la sociedad, además, en él, se encuentra la realidad de la limpieza social colombiana.

Con tan solo 21 años lleva en su conciencia un promedio de 300 muertes, o de 300 limpiezas como él les dice. Walter vive en Cazuca, un barrio ubicado en el cinturón de pobreza de la ciudad de Bogotá, con sus 6 hermanos y su madre, pues a su Papa nunca lo conoció. Mantiene su hogar desde los 15 años.

En un día normal, Walter se dirige a la montaña de carranza, ubicada en este sector, a rendirle cuentas a su jefes de escuadra, da unas ciertas rondas por el barrio para mantenerse informado de lo que pasa, lleva algunos panes a su casa para que sus hermanos no pasen hambre y si es su día tendrá que negociar una limpieza en su sector.

Walter es aficionado a la música “pesada”, al metal, al heavy, pero no deja atrás el regueton que le hace levantar sus pollas, como se le dice a las mujeres en su entorno. Desde muy niño la música le ha fascinado, en las calles con sus amigos escuchaban lo que los duros del barrio escuchaban para aprender, para algún día poder tener la suerte de ser como ellos, un duro.

Su vida fue muy dura desde su niñez, por el día se convertía en el papa de sus seis hermanos, pues ninguno de ellos lo tiene, mantenía con él el estigma de ser tildado en su barrio por el oficio y las irresponsabilidades de su madre, pues ella era una trabajadora sexual. Por las noches iba a espiar a su madre, encontrándose con momentos que marcaron toda su vida, al hablar de esto, recuerda como los indigentes le pagaban a su madre para que se acostara con ellos, o como los borrachos y los drogadictos también lo hacían.

A sus 16 años, sin tener un estudio, se entero de un grupo de limpieza social que se estaba formando en el barrio, para él era la forma de vengar su honor, de pagar con la muerte a todas estas personas que estuvieron con su madre. “Las nieves” era el nombre de este grupo, que fue la entrada a este mundo para Walter, fue su luz de vida.

Su entrada fue fácil, solo tenía que demostrara su odio contra esta gente y en una misma noche limpiar 2 personas o escorias como las llama. Para fortuna de él, eran 2 gamines drogados en el centro de la ciudad, dice que ni les vio sus caras, solo escuchó la ráfaga de la uzi que se descargo con una carga sentimental y con un alivio que es inexplicable.

Así comenzó su vida, en el día seguía cuidando a su familia, prohibió a su madre volver a ejercer su oficio, pues iba en contra de lo que hacia en el momento, tomo las riendas de su hogar y comenzó a reconocerse en el barrio. Después de muchas muertes y noches de limpieza, se convirtió en el duro de los “unos” –las personas más respetadas en la limpieza social- en su sector.

Su madre, drogadicta y alcohólica, nos cuenta que no le importaba que su hijo tomara estos caminos, pues en el fondo ella sabía que era por ella y le daba orgullo, y lo más importante aun, seguridad y respeto para los suyos. El problema es que ella no entendía la magnitud del caso; cuenta que un día su mejor amiga de oficio, una prima de ella, la encontraron quemada con acido en los potreros del Aeropuerto El Dorado, muerta, violada y flagelada por un grupo de limpieza social. Al encontrarse en el entierro, solo veía las lágrimas de sus familiares, pero en una esquina se encontraba Walter, con el sentido de culpa en su cara, luego del tiempo se entero que fue él mismo quien hizo este genocidio.

La limpieza social en Colombia comenzó a tener grandes repercusiones y preocupaciones en los organismos no gubernamentales (ONG) que defendían el derecho a la vida, en Bogotá, en la presidencia de Samper Pizarro y Andrés Pastrana se presentaron más de 1500 muertes por estos grupos , según la amnistía internacional. Se convirtió en una coyuntura que se tenía que resolver o evidenciar en todo el país; se hicieron famosos grupos de limpieza social como “Mano negra”, “Sin nombre”, o otros a un nivel de mayor trascendencia, como los “Pepes” en Medellín.

Walter limpiaba 2 personas por semana, en formas diferentes, para él existía dos formas de matar que eran sus favoritas, cuando sentía desesperación o tristeza el acido de batería era su mejor desconsuelo, ardía sus problemas en la piel de estos marginados, pero cuando lo hacia por labor en un día normal, el poder de una ráfaga lo llevaba al paraíso, lo hacia sentir un Dios, tenia el poder en su gatillo.

Así pasaron más de 3 años, su grupo tuvo que acabarse, pues la ley ya los tenia en lista, en esa misma época, en el año 2000, en el barrio de cazuca comenzó a tomar mucho poder el paramilitarismo, Carranza y su gente empezaron a tener el control de la zona. Walter afirma que de los 5 grupos de limpieza social que existían en ese sector de la ciudad, el de él, fue el único que no limpiaron los paramilitares, pues tuvieron que esconderse. Pasado el tiempo y de un año si hacer estos genocidios, Walter decidió formar parte de los paramilitares.

En el año 2002, Colombia afirmaba que el fin de los grupos de limpieza social estaba ocurriendo, que estos genocidios contra los marginados se estaban acabando; para Walter las cosas fueron distintas. Los paramilitares al tomar el poder de estos sectores de la ciudad, absorbieron a estos grupos, eliminando algunos como reclutando a otros, “La labor continuaba, ya no limpiamos por la idea, ahora lo que nos mueve es la plata y el poder que esto trae” Afirma Walter.

Walter comenzó la misma labor, ya no como “uno” de las nieves, su ex-grupo de limpieza social, sino como paramilitar. Todos los días vigila su barrio como lo hacia a sus 16 años. Mata y pone fin a la vida de las personas que perjudican su barrio. Se hacen llamar ahora “los Rayas”, grupo paramilitar de Cazuca que mata o limpia al que se pase de la raya, delimitación que ponen ellos.

Walter afirma que el objetivo primordial de este grupo son los basuqueros, las prostitutas, los homosexuales y los indigentes. Los jóvenes del barrio tiene prohibido formar parche después de las 9 de la noche, fumar marihuana sin autorización de los Rayas, se pueden emborrachar en fiestas comunales pero no llegar borrachos a formar escándalo en el barrio, drogadicto que se degenera, que cruza la raya, se muere. La vida de Walter en este momento no esta en el acido de batería ni en las descargas de sus ametralladora, ahora Walter tiene poder, es leyenda, tiene muchos enemigos, pero a la vez tiene una montaña que lo respalda, la montaña de Carranza.

Afirma que siempre quiso ser profesor, pero que su odio y su trauma contra los indigentes no lo dejaron surgir; es feliz con el poder que tiene, pero no se enorgullece de eso. Sus hermanos imponen respeto en las calles, pero a la vez, se exponen a la venganza de los otros. Hace un año se retiro de la limpieza, su vida es tan corta, que nadie cree que allá vivido tantas cosas en este pequeño fragmento de tiempo, ahora solo dirige, ahora es más que el Dios que solía ser al limpiar.

Su vida continua, nada de remordimientos, él solo hacia un bien a la sociedad cuando mataba, su expresión es seca, tosca, pero juvenil. Para Walter, el problema seguirá las muertes también, el un circulo vicioso, que solo mutara. Su sueño ahora , o mejor toda su vida, es que en su casa no falte nada, q su madre cuide de sus hermanos y que estos siga luchando y dándole honor a su familia.

Un dealer colombiano en Inglaterra

“Tengo miedo, la calle de Bayswater, punto de llegada de la cocaína, no me gusta. Son las 5 de la mañana y espero en la estación de bus Inverness terrace del centro de Londres desde donde observo la casa donde llegará mi pedido. Anoche, el contacto me confirmó que la salida de las tres cartas de Colombia a Londres era un hecho. Es una de las entradas más grandes que realizaré. Son por lo menos 25 gramos de cocaína por carta. A la llegada del cartero, esperaré 15 minutos y las recogeré. Pero, suena el celular, es la voz de Alfonso, mi compañero peruano en el negocio, quien confirma que la vuelta se cayó. Cogieron las cartas.”

En el 2004, un informe de la INTERPOL, que salio a la luz publica en el año 2005 por parte de su departamento “Drugs and organized crime”, mostró al mundo la disminución del tráfico de drogas desde los países latinoamericanos, especialmente Colombia, Perú y Bolivia. Pero la preocupación por este problema sigue, ya que los cultivos se han incrementado en un 35 por ciento respecto a los años anteriores. En Colombia, pequeños traficantes que no registran las estadísticas, continúan pasando droga de una forma poco convencional.

Este es el caso de Juan Angarita (‘Jota’), estudiante de publicidad en una universidad privada de Bogotá. ‘Jota’ vio una inmejorable oportunidad de perfeccionar su inglés en un intercambio que le ofrecía su universidad en Londres. Con la ayuda de sus padres viajó. En Colombia, Jota era consumidor ocasional de marihuana y cocaína y en el intento de conseguir estas drogas en Londres, terminó siendo uno de los ‘dealers’ (distribuidores) más reconocidos en su sector.

Jota comenzó el negocio con Alfonso, el peruano, su ‘dealer’ de confianza, quien le vendía la droga antes de ser su compañero en el negocio. Además era uno de sus compañeros de estudio. “La sangre latinoamericana tira”, dice ‘Jota’ para explicar por qué decidió asociarse con el peruano.

Su primer contacto con el tráfico de drogas fue cuando recibió, en una casa abandonada de Londres, una carta que contenía 10 gramos de cocaína colombiana. Después de pasar esta prueba, Jota comenzó con la distribución del alcaloide en bares y en el mismo centro de estudios. En poco tiempo pasó a ser socio de Alfonso y cabecilla de la red de entrega a pequeños ‘dealers’ del sector.

Ellos repartían alrededor de 40 gramos a la semana. Cada gramo cocaína pura en Colombia costaba, en el 2004, 5 mil pesos. En Londres este mismo gramo costaba 80 Libras esterlinas, un equivalente de 320.000 pesos colombianos.

‘Jota’ afirma que en la semana quedaban libres un promedio de 3.200 Libras esterlinas, pues no siempre vendían la totalidad de la droga. Para ellos, en el negocio, existía el trueque. Cambiaban la cocaína por otras drogas para sus rumbas o para sus amigos del momento.

El negocio, en esencia, es sencillo, cuenta ‘Jota’. En Colombia, un contacto compraba la cocaína pura en Bogotá. Éste distribuía la droga en tres cartas. Cada carta contenía de 10 a 15 Gramos de cocaína pura, la cual iba en el medio de dos postales selladas con cinta de alcohol para evitar ser detectada por los perros de La Policía. Él las mandaba al sitio que Jota o Alfonso le indicaran.

La tarea de Jota era inspeccionar en la ciudad casas o construcciones abandonadas para que fueran el punto de llegada. Mandaban las cartas a tres casas diferentes y entre ellos dos recogían la mercancía. Esta operación se hacia cada semana, muchas veces y según la demanda de la cocaína, mandaban 4 ó 5 cartas hacia Londres.

Jota afirma que es un negocio muy rentable para un estudiante en Londres, pero no se compara con los grandes carteles de tráfico de Colombia, Perú y Bolivia. Según la Dirección de Antinarcóticos, Colombia exportó 50 toneladas de cocaína en el 2004. De estas el 25 por ciento tenía como destino Europa Occidental.

“Yo no hacia este negocio por necesidad sino por solo gusto, por el hecho de sentir el miedo de ser atrapado y por tener facilidad en grandes rumbas que se organizaban en Londres de solo gente pesada en el negocio. Estas rumbas no era más que música electrónica, una barra llena de éxtasis, ácidos y agua.”

Pero ‘Jota’acentuó su vicio por las drogas. Las mujeres y la vida nocturna entraron forma parte de sus otras adicciones.

La vida de ‘Dealer’ de Jota tuvo un final trágico que marcó su salida del negocio. Un mes antes de regresar a Colombia y terminar su intercambio, Alfonso murió. Fue en enero del 2005, Alfonso tenía que hacer un contacto con un dealer de Newcastle. Jota afirma que salio de la residencia estudiantil y no volvió, después recibió la noticia de la muerte de Alfonso. Un compañero francés quien les había planteado el negocio, le confirmó a Jota que a Alfonso lo mataron por intentar engañar al Dealer, intento pasarle droga mezclada con Neocaína. Pues ellos mezclaban la cocaína pura de Colombia con este medicamento para rendirla.

Pero lo que Jota no supo es que su adicción a las drogas incremento y la rumba seguía. Toda su ganancia se fue en tres semanas de rumba sin parar. Le dio la despedida a su amigo y socio metido día y noche en el éxtasis y los ácidos. Luego volvió a Colombia a continuar sus estudios. Pero su adicción fue lo único que quedo de esta aventura.

Jota dejo el estudio, no ha podido salir de sus adicciones. Pero afirma que lo volvería hacer. “Lo que me falta es un buen contacto como Alfonso”, esto lo dice mientras arma una línea de Cocaína.

El tiro al blanco: Un deporte para todos


El olor a pólvora y el sonido de los disparos hacen que el ambiente se torne tenso. La rigidez de los movimientos, la concentración, la música de fondo con la voz de Facundo Cabral que hace alusión a la vida, una hilera de dianas de colores blanco y negro, la sombra de figuras humanas con huecos producto de los tiros atinados, los uniformes, las miras y el sonido de los casquillos al caer al suelo son el escenario perfecto de lo que podría ser un entrenamiento para la guerra. Si se cierran los ojos las personas podrían envolverse en el temor de los sonidos de la guerra, pero al abrirlos, vuelve la realidad del deporte olímpico de tiro al blanco confundido muchas veces con prácticas militares.

Existe una confusión acerca de lo que es el tiro al blanco. Las personas piensan que este deporte solo lo practica la gente que esta relacionada con tácticas militares, que es un entrenamiento más del espacio militar. Lo que no se sabe es que estas prácticas requieren mucha disciplina y concentración. El tiro al blanco es reconocido en el mundo como deporte olímpico desde los primeros juegos realizados en Grecia en el año 1896.

Camilo García, Director técnico de la Asociación colombiana de tiro afirma que aunque “es cierto que muchos de los militares lo toman como una práctica más de su entrenamiento, es importante aclarar que es un deporte con historia y con mucha disciplina”.

En el ámbito nacional, desde el año 1993, este deporte toma auge por la autorización de clubes y establecimientos de tiro, supervisado por un ente militar. Pero remontándonos a la historia, este deporte está respaldado por la asociación colombiana de tiro la cual fue reconocida en el año 1938 y se consolida con la entrada a La Unión Internacional de Tiro en el año 1945.

Este deporte se practica en lugares acondicionados -por lo general cerrados- a los que se conocen como galerías de tiro. Aunque en eventos, se utilizan polideportivos para tener mayor capacidad de blancos de tiro. Es un deporte de ambientes interior y de ambiente exterior. El tiro al blanco se practica con blancos fijos, este concepto lo diferencia del tiro al plato que es otra modalidad con blancos móviles impulsado por catapultas.

Álvaro Garzón, practicante de tiro al blanco hace cinco años, afirma que es un deporte de precisión y de suma destreza. “No me imagino a un tirador sin esta cualidad, la concentración de disparar con diez metros de distancia a un blanco que se asemeja a una moneda de veinte pesos, debe ser absoluta”.

Al escuchar el sonido de los disparos el corazón palpita de una manera no convencional. La concentración es la clave para practicar este deporte. La conexión físico-motriz se resume en el momento en el que el tirador centra su mirada en la mira apuntando con rigidez hacia la diana. El sonido del disparo, el humo de la pólvora al explotar, el casco de la bala al caer no puede distraer la mirada del tirador hacia su resultado. Es un deporte justo y muy bien estructurado.

Como todos los deportes el tiro tiene su reglamento, sus modalidades, sus limitaciones y sus inconvenientes. El tiro al blanco no es un deporte muy convencional, la disciplina que requiere hace que sea un deporte de mucho entrenamiento y mucha dedicación. Hasta el año 2005 existían 1500 socios afiliados a la Federación nacional de tiro repartidos en 50 clubes de tiro y en 12 ligas nacionales.

La seguridad de este deporte es primordial; la seriedad de las personas al manejar un arma es de vital importancia. El tiro al blanco es un deporte de alto riesgo y esto conlleva a que los practicantes tengan un nivel de seriedad y de responsabilidad muy alto. Tal es la responsabilidad de los deportistas que en el país en los últimos años, no se ha presentado ningún caso de Heridos ó lesiones.

José Reyes, policía retirado, actualmente maneja el grupo de escoltas de la Zona Centro del país de la empresa Drummond LTDA. Cuenta que sí encuentra a este deporte como una práctica para su trabajo y el de sus compañeros. Considera que no es apta para todo el mundo, ya que se necesita un entrenamiento militar para entender lo que es un arma de fuego y lo que puede llegar a ocasionar.

Y es en este punto donde se encuentra la confusión de saber si el tiro al blanco es considerado un deporte o una práctica militar. Mirando la historia, podemos destacar que esta confusión se genera por la iniciativa de los militares de colocar al tiro al blanco como deporte reconocido en nuestro país. En 1958, se crea la personería jurídica de la Asociación Colombiana de Tiro teniendo como presidente a un Brigadier General, director del material de guerra. Desde este año se genera el interés por consolidar el deporte en el país. La confusión queda resuelta desde el año 1995 con la aparición de la ley 181 del deporte nacional donde se reorganiza el deporte del tiro al blanco y este pasa a manejarse mediante ligas nacionales de tiro.

Lo importante que destaca la Asociación Colombiana de Tiro es que las personas con carrera militar que conocen acerca del tema hacen que le pongan seriedad a los altos cargos de la asociación, pero no por esto se tiene que generalizar al deporte como una practica militar.

La definición de la Asociación Colombiana de Tiro es muy sencilla: “El deporte de tiro al blanco consiste en acertar en un blanco fijo con un arma de fuego desde cierta distancia según la modalidad”. Para Garzón, el deporte de tiro al blanco es un juego donde se puede liberar energía y donde se prueba la capacidad de concentración.

Ahora, sabiendo que el tiro al blanco es un deporte reconocido a nivel nacional es importante mostrar cómo se practica en Bogotá. El tirador se coloca a una distancia de diez metros del blanco fijo, según la modalidad que practique tiene un determinado número de disparos. Se manejan dianas reglamentarias para tiro de aire comprimido que tienen que cumplir con el reglamento de la International Shooting Sport Federation (ISSF).

Para la práctica olímpica del deporte, el tirador utiliza un arma calibre punto 45 de cualquiera de las casas comerciales de armas. El arma tiene que tener instalado un dispositivo idóneo para leer el blanco y reproducir un sonido variable para orientar al tirador mientras apunta a su objetivo fijo

El tirador, si lo desea, utiliza un atuendo especial para el deporte de tiro. Consiste en una chaqueta y un pantalón con determinadas medidas y características que tienen que estar acorde con las normas de la International Blind Sport Association (IBSA). Además, los deportistas pueden utilizar unas botas especiales que le brindan mayor estabilidad al disparar en la posición de pie. Aunque parezca un deporte solitario el tiro al blanco en su reglamento solicita un guía que interviene en las acciones estipuladas en la IBSA.

Para García, este deporte brinda integración y coraje a la persona que lo practica y por la dificultad al encontrar el blanco, promueve el sentido de orientación psicomotriz en los tiradores. La postura necesaria para el tiro al blanco hace que los practicantes tengan un equilibrio perfecto y la exactitud en el tiro desarrolla la concentración y el dominio mental. Es la base fundamental para practicar este deporte.

El tiro al blanco es un deporte de mucha precisión que maneja un bajo perfil, pero tiene una estructura sólida en Bogotá. La Federación Colombia de Tiro está interesada en que el deporte tome auge en nuestro país y que la confusión de verse como práctica militar de tiro no sea un estigma. La federación esta ubicada en la Diagonal 40 No. 40-75 Oficina 207. Para mayor información acerca del tema pueden comunicarse con el teléfono 315 0511.

No sólo construyen casas, tejen la dignidad humana


En el país día a día se escucha hablar de guerra, drogas, desplazamiento, violencia, pobreza, y son muy pocos los que le ponen frente a esta situación. Muchos hablan de ayudar, pero se quedan sólo en la intención y no se dan cuenta de que a su alrededor podrían hacer algo más. Pero no todos dejan pasar el problema de la pobreza. En Bogotá hay jóvenes emprendedores que entienden la realidad y no huyen al comprender los problemas que ella conlleva; la afrontan y ahora luchan para que su país y su ciudad cada día puedan mejorar.

Estos jóvenes tomaron la iniciativa de hacer algo por su país, y con el ejemplo de un grupo de chilenos que desde 1997 hacen la misma labor social de ponerle un freno a la pobreza, decidieron construir en Bogotá "Un Techo Para Mi País Colombia (UTPMPC)" en el año 2003 con el apoyo de La Fundación Catica.
Desde ese tiempo han venido construyendo casas para las personas que lo necesitan en diferentes localidades de Bogotá, mejorando su calidad de vida.

Ana Buitrago Torres, directora del área de Asignación y Detención, afirma que la misión que efectúan ellos no es sólo construir casas y dar una vivienda, va mas allá de la construcción. La familia juega el papel principal. La preocupación por ella y la concientización de los jóvenes por brindar su apoyo a esta labor social son puntos claves para UTPMP Colombia.

Según esto, UTPMP Colombia intenta fomentar una conciencia colectiva entre los jóvenes colombianos, les muestra la verdadera realidad de la pobreza en Colombia, muestra los directos implicados con la miseria llevándolos hasta allá, y lo más importante, les enseña que ellos, los jóvenes, si pueden hacer algo para cambiar de una forma las condiciones de vida de algunos marginados de nuestro país

Para los voluntarios UTPMP Colombia es una de las experiencias más grandiosa de su vida, tanto en su crecimiento profesional como en su crecimiento personal. Adriana estudiante de Arquitectura y voluntaria de UTPMC afirma: “La llegada es algo impactante, pues uno creé que Cazuca, donde construimos en semana santa de este año, queda en lo que puedes vislumbrar de las montañas, pero ahí no está la realidad, después de esa montaña hay otra Bogotá que necesita mucho de nuestra ayuda. Al caminar por primera vez por el barrio me sentía afortunada de lo que tenía. Comprendí la labor de UTPMPC. Lo valioso que era mi apoyo en esta labor social y lo mucho que me podía enriquecer como futura arquitecta con esta labor”.

UTPMP Colombia lleva más de 321 casas construidas desde su fundación. Las viviendas son casas de emergencia de 19 metros cuadrados, sin baño, pues afirman que la preocupación por conseguirlo es un incentivo para que las familias sigan luchando por su futuro y su calidad de vida. Son viviendas de emergencia por la facilidad que tienen para construir y por el corto tiempo al hacerlas. Afirman que la casa puede ser construida en siete horas por una cuadrilla de siete voluntarios. “Al comienzo creía que eran pequeñas para familias tan numerosas, luego me di cuenta que para ellos esto es un palacio. Yo me preocupaba por el espacio, pero comparando donde Vivian, “cambuches”, como los llaman, las casas mejoran su calidad de vida definitivamente” comenta Natalia Irina Restrepo estudiante de Sociología y voluntaria de UTPMPC. Al observar la estructura de la casa se denotan dos cuartos grandes y uno pequeño. “Algo que llama la atención de las personas a las que se le construye es que este espacio es justo para suplir sus necesidades y para su comodidad. Además, participan con tanto interés que se convierten en los arquitectos de su propia casa, decidiendo donde desea, la puerta principal, la ubicación de las ventanas, entre otras cosas”

Los voluntarios y la organización se encargan de hacer campañas de recolección para crear los fondos con los que UTPMP Colombia trabaja y se sostiene. El pasado 8 de agosto al 20 del mismo mes, se presentó la colecta para las construcciones de finales de septiembre. David Clavijo, estudiante de Administración de Negocios Internacionales y director de UTPMP Colombia Universidad del Rosario, afirma que le fue más fácil construir casas con lluvias y fuertes días soleados que encontrar la respuesta positiva de la gente para donar dinero a la fundación.

“Fue una tarea difícil pero humanizadora a la vez, cuando nos decían NO seguíamos adelante por la misión que nos propusimos desde que nos inscribimos como voluntarios. Pero no todas las personas son apáticas, hay gente que le gusta apoyar la obra social”, dice David.


UTPMP Colombia está interesado en convocar más voluntarios y en conseguir más recursos para cumplir la meta que se proponen. Ahora se disponen a ampliar el número de familias beneficiadas. Las construcciones en otras ciudades comenzaron desde julio de este año, pero Bogotá sigue siendo su foco principal. Y para esto, tienen una línea directa gratuita a todo el país donde la gente puede informarse en qué puede colaborar. El teléfono es: 018000 – 515054. Si está interesado y vive en Bogotá se puede comunicar al teléfono 401 2245.

Además si quiere ampliar la visión de este artículo puede visitar la página Web http://www.untechoparamipaiscolombia.org, en donde encontrará el trabajo, agenda, testimonios, fotos y todo lo necesario para involucrarse en la razón social que los jóvenes proponen.

Trasplantes de órganos ¿Miedo o desinformación?


Cuando se escucha la frase “trasplantes de órganos”, la gente lo familiariza con la muerte o con poca esperanza de vida. Y son estas ideas las que nos ponen por debajo de la media en lo que concierne a los trasplantes de órganos a nivel mundial. Según La Secretaria De Salud del Distrito, Colombia tiene 6 donantes por cada millón de habitantes; en otras palabras, menos del uno por ciento de la población colombiana está familiarizada con el tema.

A pesar de esto, las estadísticas suben. En los índices de trasplantes de órganos por millón de habitantes, Colombia se encontraba en el 2005 en un 16. 5 por ciento. Si sigue la tendencia de lo que lleva el año 2006, en diciembre de este mismo año se espera un incremento al 21.7 por ciento. Además, solo un 1.2 por ciento de pacientes, de las listas de espera en los meses de enero a junio, fallecieron en los procesos de trasplantes de órganos y tejidos. Esta es una cifra muy confortable, ya que los estándares mundiales se encuentran en un promedio de 15 a 30 por ciento de mortalidad por estos procedimientos.

Una de las causas mundiales de muertes por falta de trasplantes es el tiempo de espera. Los costos de los procedimientos son muy altos y nada fáciles. En Colombia, el tiempo de espera en promedio para un trasplante de órganos es de siete meses. Este es el caso de Juana Díaz Peña, tiene 45 años de edad, sufría de cáncer en un riñón y en el mes de julio fue intervenida y, mientras esperaba por la intervención, tuvo complicaciones con la Diálisis y estuvo a punto de morir en el proceso. “Tenía cáncer de riñón y tuve que esperar casi seis meses para que recibiera un órgano compatible para mi trasplante, antes sólo me hicieron pruebas de compatibilidad pero los órganos que tenían no me servían y las diálisis me molestaban, la complicación se presentó porque ninguno de mis familiares era apto para donar”, afirmó Díaz Peña.

En Colombia, según la ley 73 de 1988, se presentan dos mecanismos para la donación. La persona en vida manifiesta su deseo de donar órganos vitales, y porta un carné único nacional que lo acredita como donante. Por otro lado, en caso que el donante este muerto o no porte el carné, y sea apto para donar los órganos vitales, los familiares mayores de edad y responsables tomaran la decisión por él.

En este año se ha incrementado la preocupación por el tema, se implantaron quejas al Ministerio de Salud acerca del mal procedimiento de los trasplantes de órganos en el país. Como resultado se dictaminó una tutela que determinó que la Corte Constitucional ordenara al Ministerio de Protección Social la reglamentación en la asignación y la distribución en los procesos de trasplantes de órganos y tejidos, que estos procesos se den por igual en todo el territorio nacional y se fortalezca la Red de Trasplantes de Órganos. Este suceso alegra a la comunidad médica, pero observando la problemática a nivel social, la preocupación se da por la falta de información que se presenta acerca del significado de los trasplantes de órganos.

En Bogotá, existe la Corporación Red De Trasplantes, quienes se encargan de la actividad operativa de todo el proceso de donación y trasplantes de órganos y tejidos en la zona centro del país. También, promueven campañas para concientizar a la gente acerca del tema y brindan la mayor información posible acerca del tema. Además, el Ministerio de salud ha creado un folleto para ofrecer en todos los hospitales capitalinos para que la gente conozca más del asunto y aleje de ellos los miedos que le rodean.

Por otro lado, los trasplantes de órganos o tejidos tienen muchas aristas que confunden a los interesados. Por esto, a continuación se da respuesta a las preguntas más importantes del tema.


¿Qué es un trasplante de órganos?

El trasplante de órganos es uno de los avances más importantes en la historia de la medicina, es un progreso terapéutico que intenta mejorar la calidad de vida de la sociedad. En simples palabras, es la sustitución de un órgano vital que no funciona por uno que sí lo hace. A esto se le denomina medicina reparadora. Este proceso es la entrada a grandes cambios en la medicina y se considera que estamos en la época de los trasplantes por su demanda y su eficacia

Para Juana Díaz Peña, en un comienzo no tenia ni la más mínima idea de lo que era un trasplante de órganos, dice que había escuchado acerca de ellos, pero después de tener la necesidad de un trasplante se dio cuenta de que estaba equivocada. “Yo nunca pensé que me cambiaran mi riñón por el de otra persona, yo pensaba que colocaban una prótesis como se hace con los miembros, de verdad hasta que sufrí mi enfermedad y la necesidad de un trasplantes comprendí de que se trataba”, agregó Díaz Peña

¿Cómo es el proceso de trasplante de órganos?



El proceso de trasplante de órganos se presenta en seis pasos estipulados en la Red de Trasplantes de Órganos:

El proceso comienza en el instante en que un paciente ingresa a urgencias con traumas o accidentes cardio-vasculares que afectan al Sistema Nervioso Central de consecuencias irreversibles. En el primer paso de este proceso, la unidad de urgencias tiene la responsabilidad de tener listo los equipos necesarios para determinar si el paciente que viene en camino es un posible donante. Vivian Fernanda Garzón, estudiante de medicina e interna del hospital de La Victoria en Bogotá afirma “Tanto las enfermeras jefes y nosotros los internos estamos pendientes de un paciente con diagnóstico de muerte encefálica, ya que este es una prioridad médica, pues no se presenta una cantidad considerable para la demanda de donantes que existe en nuestro país. Cuando existe un caso se nos recomienda alistar los equipos para que el coordinador de turno tenga todo listo e intervenga de inmediato”.

El médico que se contacta con este paciente esta en la obligación de remitirlo a un médico coordinador de trasplantes. Éste es el encargado de visitar Urgencias y las Salas de Cuidados Intensivos. Juan Téllez, cirujano de trasplantes, coordinador de trasplantes, afirma que “Es de vital importancia saber clasificar los pacientes que llegan al hospital, pues de este proceso depende el éxito del tratamiento de un órgano vital determinado, de su preparación y más adelante de la intervención del mismo”.

Después de contactar se da la valoración, como segundo paso del proceso. Se presenta por parte del médico coordinador de trasplantes para determinar si el órgano es apto, además se revisa cualquier contraindicación absoluta y relativa potencial que el donante pueda tener.

Un especialista en neurología y el medico de planta se encargan de diagnosticar la muerte encefálica según los decretos estipulados por la ley. “Es importante aclarar que no sólo por diagnosticar muerte encefálica el posible donante está listo para el procedimiento, nosotros debemos indagar en su historia clínica los posibles antecedente que se pueden convertir en contraindicaciones para extraer el órgano”, afirma Paola Restrepo, especialista en Neurología.

Después de revisar su historial clínico y determinar que es apto como donante, se prepara el cuerpo medico para la extracción. Antes de extraer el órgano, las labores se intensifican, pues es importante mantener con vida los órganos. Las maniobras se conocen como perfusión, en palabras de Dr. Juan “Es un proceso para mantener la calidad de vida del órgano transplantable”. Antes del procedimiento quirúrgico, se presenta la solicitud a la familia del posible donante y se llevan a cabo todas las normas legales.

Después de haber tomado las normas legales con la familia, se presenta la extracción del órgano. Primero se realiza un perfil serológico y se procede a la extracción. A esto se le denomina Procedimiento Quirúrgico. “Este proceso es uno de los más complicados en el campo de la medicina, pues al ser uno de los más avanzados, está en juego la ilusión de una vida y de sus familiares”, dice el Dr. Juan.

¿Cuáles son los tipos de donantes y cómo es su selección?

Existen dos tipos de donantes: Vivos y muertos. El donante con vida es aquel que acepta donar un órgano de su cuerpo para salvar la vida de una persona cercana a él generalmente. La mayoría de estos donantes lo hacen por familiares, “La compatibilidad genética nos permite tener un mayor éxito en lo que concierne a los trasplantes de órganos como riñón, corazón, pulmones, pues los órganos vitales tienen un proceso más riguroso, diferente a lo que hacemos cuando se interviene para un trasplante de tejidos” dice Libia Garzón especialista endocrina de la Universidad de Salamanca miembro de Sanitas.
Aunque en muchas partes del mundo los donantes tienen una visión más altruista, contrario a lo que ocurre en Colombia, hay también quienes lo hacen por amigos o por ayudar a una vida.
Este es el caso de Andrea Navarro, diseñadora de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, quien en el pasado mes de abril del decidió someterse a los exámenes médicos para ser posible donante de Oscar Ortiz, amigo suyo quien necesitaba un trasplante de pulmón. Andrea no pudo se donante de su amigo, pues los exámenes determinaron que no era apta para este caso. Afortunadamente a Oscar Ortiz se le hizo el llamado para su trasplante en la ciudad de Medellín y en los últimos meses, se intervino y ahora presenta una recuperación satisfactoria. “Pensaba que podría ser donante para Oscar, pues no tengo vicios de cigarrillo y nunca tuve problemas de respiración, pero mi pulmón no era compatible con el organismo de él”, afirma Andrea, quien ahora porta un carné que especifica que está dispuesta a donar sus órganos a quien lo necesite.

Por otro lado, los donantes muertos se dividen en tres categorías pero todos están encuadrados en la determinación del decreto 2394 del 4 de Agosto del 2004 el cual dice: “Es aquel que ha fallecido bien sea por muerte encefálica o por cese irreversible de las funciones cardiorrespiratorias y a quien se le pretende extraer componentes anatómicos con fines de trasplantes o implante”.

Las tres categorías de donantes fallecidos son: donante de muerte encefálica, donante en parada cardiorrespiratoria y donante a corazón parado. El Donante de muerte encefálica según la Red de Trasplantes de Bogotá en términos médicos es “…el cese irreversible de las funciones del tallo cerebral, y los dos hemisferios cerebrales…”. Estos pueden donar órganos y tejidos. En Colombia el 70 por ciento de los órganos para transplantar son de esta fuente. Los Donante en parada cardiorrespiratoria son aquellos pacientes que presentan un paro cardiorrespiratorio sin repercusiones en el cuerpo. Las causas de este hecho son variables. Debido a esto, ellos solo pueden ser donantes de tejidos. Por último, los Donantes a corazón parado presentan los mismos factores del anterior pero se diferencian en la forma de tratamiento de los órganos, aunque puede donar órganos determinados (pulmón, hígado o riñón) y los tejidos.

Viendo la clasificación de los donantes es importante conocer quiénes pueden ser donantes y cómo se seleccionan. Pues como se presento en el caso de Andrea, no todos pueden ser donantes para las personas que lo necesitan, pero sí pueden quedar en lista para personas que concuerden con su organismo.
Para esto se crearon dos tipos de criterios, generales absolutos y generales específicos, los cuales previenen las contraindicaciones que se pueden presentar en un proceso de trasplante de órganos.

Los criterios generales absolutos conciernen a las contraindicaciones para órganos y tejidos; en otras palabras, enfermedades que los donantes pueden presentar. Entre estas enfermedades se encuentran el Sida y enfermedades con factores de riesgo de contagio por infección (Sepsis, neoplasias, entre otras). Los criterios generales específicos tienen que ver con factores más puntuales como la edad, el sexo, antecedentes de enfermedades, etc. Estos se hacen de manera separada.

Aunque los procesos sean complicados, con riesgos y con altos costos, en Colombia, especialmente Bogotá, se cumplen los requisitos impuestos para realizar estos procedimientos quirúrgicos que salvan la vida de muchas personas. Además, existen bancos de conservación de órganos y tejidos que facilitan el tiempo de espera para cada paciente con necesidad de órganos vitales.
Finalmente, al ser un procedimiento de compatibilidad, no se puede culpar al cuerpo medico por el tiempo de espera de los órganos, pues en algunos casos la compatibilidad de órganos no se presenta. En muchos casos, esta desesperación por la espera de un órgano y por salvar la vida de su allegado, lleva a los familiares a tomar decisiones y a meterse en la otra cara del trasplante de órganos, no estudiada en este artículo, el tráfico de órganos.